miércoles, 18 de febrero de 2015

Escuchando audiolibros

Camino bastante, y no me gusta caminar, me parece algo aburrido y una pérdida de tiempo, aunque sea el único deporte que hago (si es que ir de un sitio a otro cargada como mula puede considerarse deporte). No entiendo a la gente que sale a pasear por ahí por el mero hecho de salir a caminar.

Por otra parte, hay gente que no puede vivir sin música y que lo de ir con el mp3 escuchando música le entretiene mil y no le hace falta nada más, pero yo no soy una de ésas. Ocasionalmente me gusta ir escuchando música, pero en general me aburre lo mismo caminar escuchando música que sin escuchar música.

Sin embargo hace años que di con la solución. Los audiolibros. Para mí son lo mejor del mundial, porque me entretienen un montón y cuando me he dado cuenta ya estoy en donde me toca y tengo que pararlo y me cabreo pero al menos el trayecto se me ha hecho cortísimo y no lo he desperdiciado en absoluto, porque para mí leer no es desperdiciar el tiempo.
No obstante tengo mis criterios, no soporto las voces robóticas. Necesito que quien lea se un humano, y si entona y pone voces, pues mejor que mejor. Lo único que oigo con voz artificial son los apuntes de la carrera, y por que no me queda más remedio (por cierto, con lo que pago de matrícula y sin ir a ninguna clase, podrían estirarse y pagarle a alguien para que leyera los apuntes).

Ya he escuchado todo Harry Potter, Juego de Tronos, varios de Dickens, la Caída de los Gigantes y varios volúmenes de Outlander. Gracias a los audiolibros conseguí terminar 1984, que en papel lo abandoné tres veces, pero a fuerza de ponerlo en el ipod, acabó cayendo.

También van genial cuando te vas a dormir con gente y no quieres molestarlos con la luz encendida pero aún no tienes sueño. Tu te pones a escuchar tu libro, y tan tranquila. O cuando haces manualidades. Hace poco forré todos los muebles de mi cuarto con papel pintado y eso supuso unas 10 horas mínimo de la Caída de los Gigantes.

Sin embargo también tiene sus inconvenientes. El principal es que el libro sea muy triste o muy gracioso, y tu vayas por la calle sola, muerta de risa sin razón aparente. Ahora está mucho mejor visto, que la gente ya está medio acostumbrada a que la gente hable con el manos libres y dan por hecho que estás hablando con alguien por teléfono, pero hace cinco años te miraban como si les fueras a apuñalar en cualquier momento.

Hoy iba caminando y de repente una chica ha estallado en un ataque de risa delante de mí y cuando ha visto que la estaba mirando (estaba frente a mí y tampoco había muchas más opciones) se ha puesto toda seria con una clara cara de póker, pero  yo la he comprendido, me han dado ganas de preguntarle si era un podcast o un libro, pero me parecía demasiado descarado.

En cualquier caso, me ha alegrado un montón no ser la única que sufre estos problemas (¡que viva el Schadenfreude!).


2 comentarios:

anisdelmono dijo...

Schadenfreude (IPA Acerca de este sonido ˈʃaːdənˌfʁɔʏ̯də (?·i)) es una palabra del alemán que designa el sentimiento de alegría creado por el sufrimiento o la infelicidad del otro. El término se usa también como expresión culta en otros idiomas, como el inglés y el español. El término en español se traduce como regodearse o regodeo, definido por la RAE como Complacerse maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona.1
El concepto budista mudita, "felicidad por la fortuna de otro", puede citarse como ejemplo de antónimo de schadenfreude

anisdelmono dijo...

De nada.

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