martes, 3 de enero de 2012

Lo que me saca de mis casillas III

A ver, poneos en éste escenario.

Tu llegas ante un portal, sacas el dedo índice a pasear y presionas un botón, habitualmente plateado, que se encuentra al lado del piso al que quieres ir. Esperas, esperas un poco más y entonces una voz levemente distorsionada y sin lugar a dudas, excesivamente alta te sorprende. Sabías que iba a aparecer, pero nunca esperabas que fuera tan alto. Tú miras hacia la puerta, o hacia el interfono mientras la voz reza ¿QUIÉN ES?. Ésta parte es más variable:

  • Soy Marianito Pérez – Aquí no conoces a quien vas a visitar, probablemente sea una gestoría, un dentista, un gabinete de algo, quieres que te dejen entrar.

  • Correo // Publicidad – Son un poco molestos, pero realmente útiles, todo el mundo les abre y se acuerda de sus padres si por un casual tu estabas durmiendo, o haciendo cualquier cosa y te ha tocado levantarte, pero again, son necesarios.

  • Soy Marianooooo -Éste es un amigo, o el yerno de alguien, aquí si te conocen y tu visita es algo habitual.

  • El butanero, no te fastidia... - Éste es el amigo cachondo... por las horas y porque tu tienes gas natural sabes perfectamente que no es el butanero, además sabes que es él, o ella, sin si quiera preguntártelo.

  • Soy yo! - Obviamente, la duda ofende... éste es mi preferido, ahí estás llamando a un sitio en donde te sientes como en casa... o a tu casa, que oye, siempre es una opción. Sabes que aunque la voz esté completamente distorsionada por el interfono, tu interlocutor va a reconocerte y a dejarte entrar.

  • ¡Ábreme! - Aquí habitualmente estás en tu casa o está lloviendo a cántaros y no tienes tiempo de dar explicaciones, lo cual es un poco estúpido porque si tienes tiempo de decir ábreme, también tendrás tiempo de decir Marianito... que cosas...

Supongo que todos reconoceréis el sistema... llamar a un timbre, abrir una puerta... cosas normales, pues son cosas que a mi me molan mogollón y que se están perdiendo, ahora las cosas ya no son así.

Tu llegas ante un portal, sacas el dedo índice de paseo y presionas el botón blablabla, y entonces miras hacia el agujerito del interfono, tú sabes que ahí hay una cámara, y esperas, con una sonrisa cordial, muy incómoda porque no sabes si ya te están viendo o no... tampoco quieres pasarte cinco minutos con la lengua fuera si quieres hacerte el gracioso porque la gente en la calle te sigue viendo, y ahí estás tú, esperando, sin nada que hacer, con tu sonrisa de póker. Entonces el del piso te ve, y ya no te puede preguntar quién es porque ya sabe quién es... entonces, te dice... Hola, o ¿Qué tal? Y tú sigues ahí, con tu sonrisa y dices hola, y esperas a que te abran, o contestas que bien, y ahí se produce esa pausa incómoda de... ¿me abres o qué, seguimos hablando por el cacharro éste?. No sé, no me gusta, si empiezas una conversación es ridículo, si no, es una bordería.
¿Y dónde quedó la utilidad de todos los espejos de los rellanos y de los ascensores para poder acicalarte antes de entrar a la casa en cuestión? Ya no te sirven de nada, ya te han visto...

Que soy una clásica, pero a mi los intercomunicadores me molan más sin cámara.

2 comentarios:

Facu dijo...

100% right. Las camaritas de los timbres son totalmente molestas e inesperadas e innecesarias u.u

Sí a su destrucción

Paps dijo...

En mi mundo ("el campo" según Inti) tenemos un sistema llamado gritófono. Funciona de maravillas, te plantas en la casa de alguien y empiezas: "ANTONIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO"


... es mejor cuando sale la madre media hora después y te dice que Antonio salió.







También mejora un montón cuando te equivocas de casa, pero todo bien.

Publicar un comentario

 
;