miércoles, 23 de diciembre de 2009

London: Día 3

El día empezó con una lluvia espantosa. El comedor donde desayunábamos (obviamente plagado de españoles que comentaban los resultados del fútbol y del tenis de la semana) era un añadido al edificio y los gotones resonaban por todo el techo pronosticando un día asqueroso para visitar el mercado de Candem. Así que decidimos variar la ruta que íbamos a hacer e ir a la National Gallery primero y rezar por que el tiempo mejorara…

Tras un lavado de dientes salimos a la calle y nos dimos cuenta de que había dejado de llover, no obstante las nubes amenazaban sobre nosotros así que decidí que podríamos tomarnos la libertad de pasar por la Torre de Londres, solo por fuera, para verla y ver así también el Puente de Londres, hacer unas fotos mientras el tiempo lo permitiera y ya después ir a la National.

Así lo hicimos, nos hicimos las fotos de rigor, entramos en una miniexposición gratuita de Enrique VIII “vestido para matar”, con cascos y hachas y esas cosas que llevaban en las guerras y entonces nos dimos cuenta… el sol estaba saliendo. ¡¿Quién lo hubiera dicho durante el desayuno?!



Decidimos aprovechar ese sol londinense y nos fuimos directamente a Candem. Estaba como lo recordaba, bueno, en realidad mucho más lleno. Había ropa Vintage, y ropa gótica, corsés, mercados de anime, ropa, joyerías, bolsos. ¡Por fin conseguí encontrar una camiseta de la Naranja Mecánica talla M que llevaba tropecientosmil siglos buscando para Chico! Pero no solo eso, además la tenían en sudadera… Jo! Qué felicidad!!! Compramos bolsos de Michael Jackson, gorros y bufandas, camisetas a palazos… y tras tooooda la mañana arriba y abajo, Tito y yo nos fuimos a buscar un sitio para comer, dejando al resto de la expedición con una ración mediana de Fish & Chips aparcados… No encontramos nada, nos fuimos hasta Botorrita, volvimos, y ni un solo sitio donde comer, había pocos sitios y todo estaba llenísimo. Unas chicas muy educadas en un perfecto inglés me pararon para pedirme instrucciones de cómo salir de ahí… mientras yo les explicaba mi Tito, que es más listo que el hambre dijo, en su perfecto español. ¿Vosotras no seréis españolas? Obviamente todas se echaron a reir, y nos pasamos a la vieja lengua de nuestro país natal para acabar de explicarles. Tras eso, recuperamos a nuestra familia y nos subimos a un autobús que nos llevó a Trafalgar Square. Tito, madre y yo, en el piso de arriba, como buenos turistas. Disfrutamos un montón el viaje, viendo las casitas, los hospitales, los voluntarios repartiendo comida en el amparo… esas cosas.

Llegamos a Trafalgar square  y nos fuimos al primer pub que encontramos (no sin antes parar a hacernos unas fotos de rigor con las cabinas rojas, o negra en mi caso, que a mí me molaban más las cabinas pesimistas). En el pub, pedimos los típicos “Sundy Roasts”, los asados del domingo, de ternera y de cordero. Una pinta para padre de vete tú a saber qué cerveza, una pinta de Guiness para tito y una cerveza sin alcohol para madre… el tipo me miró fatal cuando le pedí una cerveza sin alcohol… no me escupió de milagro y me explicó que de eso no había… así que le pedí una cerveza suave para madre. Luego se me ocurrió pedirle dos refrescos de naranja, para abu y para mí… entonces el tipo me miró y vi su bombilla encenderse, y me dijo que no tenían, pero que podía hacerlas… pensé que lo habría entendido mal, y su cara de genio en plena acción me desconcertaba, pero casi me mato de risa cuando ví que sacaba una botella de zumo de naranja, llenaba dos vasos, les echaba cubitos de hielo y luego FSHHHHHHHH los regaba con sifón para hacerlo gaseoso. Qué tipo más majo… qué conste que estaba rico y todo…

Los Sunday Roasts fueron un gran acierto, estaban riquísimos.

Cuando salimos del pub fuimos directamente a la National Gallery, vimos a los españoles y unas cuantas galerías, hasta que finalmente llegamos al que era nuestro objetivo (bueno, el de mi madre), los Girasoles de Van Gogh… a ella le encantaron, a mi otra vez, no me gustaron en vivo… u.u

En la National contábamos con los sillones de cuero de las galerías para que abu descansara, pero buena es abu… ella quería ver los cuadros, así que se jaló la misma National Gallery que nosotros … si es que… está hecha una jabata.

Allí les pregunté si aguantarían otro museo, porque a mí me parece que la National y el British hay que verlos, son míticos y todo el mundo los ve. Pero no todo el mundo va al Museo de Historia Natural y es un error. Tal vez sea porque fue lo primero que yo vi en Londres la primera vez que fui, o tal vez por su edificio, que es precioso, o por el dinosaurio de la entrada o por el T-Rex o por la ballena gigante, tal vez sea por las células fotosintéticas o por el ornitorrinco (sin duda no es por la secuoya gigante), el caso es que adoro ese museo. Y allá fuimos. En cuanto salimos de la parada del metro la navidad nos arropó, había una pista de patinaje sobre hielo en la calle, como las de las pelis en NY, y los arboles estaban decorados preciosos, el edificio seguía siendo apabullante y el tiovivo le daba ese toque de no sé qué.

Nos cautivó a todos. Vimos a los dinos, y mi familia se aparcó en un banquito mientras tito y yo nos íbamos a ver fósiles y minerales y bichos feos, y el hormiguero que era un show… luego hicimos el canelo intentando subir hasta el último piso (a pata, obviamente) para ver la mierda de la secuoya gigante, que no era más que un tronquito cortado que encima SE VEÍA DESDE ABAJO… aunque las vistas del edificio eran preciosas, y nos hicimos una foto con Charles Darwin… Luego recogimos a la family, que estaba toda descansadita y entramos a ver a los animales y a la gran ballena azul… IMPRESIONANTE, completamente overwhelming.



Cuando salimos, como estaban descansados pudimos ir a Picadilly y estuvimos andando por el centro. Todo con lucecitas y posters de Wicked. Muy potito…

A la vuelta al hotel mi tito quería una experiencia en un pub inglés. Y teníamos uno al lado del hotel así que entramos, yo que esa mañana había descubierto que pese a que siempre he abominado la cerveza sobre todas las cosas, sí me gustaba la Guiness fría (ñamñam, sabía a café) nos pedimos tres pintas de “Cold Guiness” (una para padre, otra para tito y otra para mí), para variar no había sin alcohol en el sitio y me volvieron a mirar raro, y por no hacer experimentos a abu le pedí un orange juice…



Tenían una máquina de discos, como las antiguas y un tipo Feliciano de la vida iba poniendo canciones, y cantaba en voz alta las canciones, y el resto le hacían los coros… Por un momento nos transportamos a Cheers *.*

Luego madre quería Kebabs y padre y yo pizza hut, así que pedimos pizzas y kebabs, madre encontró un super donde había cerveza sin… (eso hizo que se reconciliara con Londres) y cenamos una cantidad indecente de comida riquísima y luego a dormir… aunque antes vi un especial de cenas navideñas por Jamie Olivier. Jo, qué buena pinta tenía todo…

2 comentarios:

anisdelmono dijo...

Momento en el que incido para rogar a los presentes que interrumpan su actividad, se pongan en pie y griten conmigo: ¡God save the british pub!.
Oh, nobilísima institución que provee de cerveza, barata, excelente y de innegables propiedades curativas, habitada de gentes que te acogen como a un hermano de sangre y lúpulo, que acompañan con salmodias la ingesta, y que, sin pedirlo, salen a fumar a la calle y cambian el canal de tv para que veas la liga española de fútbol (Villareal 3, Getafe 2). Lagrimones me caen, la emoción me embarga.

Paps dijo...

xDDD qué majísimo anisdelmono, insisto xD

Taaaq *-* como mola londres en navidad *-* me llevarás el otro año? di que sí, anda *-* xD

FELIZ NAVIDAAAAAAAAD (ahora en día apropiado)

Publicar un comentario

 
;