jueves, 8 de julio de 2010

Cuqui

Durante una de las tardes del viaje a Alemania Miri y yo estábamos echas trizas de recorrer la ciudad andando sin parar así que decidimos tomarnos nuestro tiempo y echar una siesta reparadora antes de volver a la carga, en el hotel siempre se metía muchísimo calor así que abrimos los enormes ventanales y nos tiramos en la cama quedándonos sopas.

De alguna manera cuando despertamos descubrimos que habíamos sido invadidas por una plaga de moscas que volaban alrededor de la lámpara central, mientras nosotras mirábamos atónitas desde la cama.

Decidimos que tratándose de unas quince moscas deberíamos echarlas. Obviamente no teníamos spray asesinabichos y lo de dar zapatazos era complicado porque nunca se posaban solo tenían su trayectoria circular rodeando la lámpara.

A todo esto me gustaría aclarar que nuestra habitación estaba localizada en un sexto. Ahora eso no parece ser importante, pero lo será.

Construimos un plan de acción, yo agarré mi Coullote (el Coulís, la couette o cómo carajo se llmara) y me puse a sacudirlo en dirección a la ventana, Miri, en la ventana realizaba las funciones de una controladora aérea, cuando sacudiendo el edredón lográbamos desviar a una mosca hacia la ventana Miri les cerraba la ventana tras haber salido para que no volvieran a entrar, y una vez habían desaparecido volvía a abrir e intentábamos echar a la siguiente. Todo funcionó relativamente bien con la mitad de los bichos, pero llegó un momento en que volaban demasiado alto para verse afectados por mis golpes de couette (sí, lo he buscado, ¿qué pasa?).

Ahí es cuando pasamos al plan 2.0, nos dimos cuenta de que las moscas eran alemanas y que no debían estar entendiendo bien lo que les decíamos así que agarré mi diccionario VOX Español-Alemán y buscamos mosca, fliege y como aun así lo de fuera mosca no lo entendían bien decidimos buscar fuera, außen , así que empezamos a gritar cuál posesas ¡¡¡¡FLIEGE AUßEN, FLIEGE AUßEN!!!! Al parecer nuestra pronunciación no era muy allá, sobretodo porque el fuera lo gritábamos como AUBEN en vez de como AUSSEN, que hasta que no volvimos no nos enteramos de que la beta era una doble s y no una b, (sí nosotras vivíamos en Kaisertrabe, ¿qué pasa?).

Al ver que tampoco funcionaba decidimos pasar al 1.1, no era más que una modificación del primero, yo me subí a las camas y empecé a sacudir la couette mientras Miri seguía ejerciendo las funciones de controladora aérea. Imaginen la escena, una tipa sacudiendo cuál loca una couette encima de la cama y la otra guiando hacia la ventana a seres invisibles, al menos desde lejos…

Debíamos formar una estampa curiosa cuan lo menos.



Y sí, justo ahí, frente a nosotras (sinceramente no tengo muy claro como tomé esa foto porque ese ventanal daba directamente a nuestro ventanal, creo que giré la cámara para que no se vieran los andamios o algo pero  para que os hagáis una idea más realista, ese ventanal daba directamente al nuestro) había un pobre trabajador, un oficinista que había abandonado su labor para mirarnos imagino que al principio con cara de atónito y después descojonado de risa.

Cuando me quise dar cuanta el alemán se estaba meando de risa viendo a las dos guiris posesas haciendo Diossabráqué, el problema fue que al verlo me entró a mí también un ataque de risa y muerta de vergüenza me desplomé en la cama señalándole a Miri nuestro voyer particular.

Nos morimos de risa nosotras también, imaginando que vemos en Salou a unos guiris haciendo lo qué nosotras… menudo ataque de risa…

No obstante ni cortas ni perezosas cuando nos aseguramos de no tener público seguimos con nuestra labor. Lo creáis o no funcionó, menos con una mosca.

No hubo manera, lo intentamos todo pero la mosca seguía allí impasible. Al final nos dimos por vencidas y recordamos la vieja frase de “si no puedes con el enemigo, únete a él” y decidimos adoptar a la mosca. La llamamos Cuqui y a partir de entonces se convirtió en nuestra mascota. La saludábamos cuando llegábamos al hotel y le decíamos adiós cuando nos íbamos, si no la veíamos la llamábamos y siempre aparecía.

Cuando llegó el momento de irnos nos despedimos solemnemente de ella y le dijimos que se refugiara en la habitación de P y A (nuestros amigos que viajaban ese mismo día a Frankfurt), no sé si se refugió pero Cuqui, espero que tengas una vida plena y que estés siendo muy feliz.

Te echamos de menos.

Recuerda que gracias a ti aprendimos la mitad del alemán que aprendimos.

3 comentarios:

Miriam dijo...

Pobrecita que habrá sido de nuestra cuqui snif snif , espero que la hayan tratado bien , era una buena mosca alemana , que nos enseño a decir su nombre en aleman , lo poco que aprendimos esos días jej.
Pero sobretodo la hecho de menos por que era la encargada ee vigilar nuestra habitación , y por que era la primera que nos decia buenos días , pibrecita nuesta cuqui

Facu dijo...

xDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Pagaría millones por ver esa escena en directo u.u Por ser ese alemán y desmontarme de la risa xDD

Y Cuqui volverá a ustedes, ya verán. Sino es ella, serán sus descendientes, ya verán u.u

Norda dijo...

Leí esta entrada hace tiempo, pero del ataque de risa se me pasó el comentar.

Con eso te lo digo tó.

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