martes, 16 de marzo de 2010

Filosofía

En mis años mozos estudié un bachiller científico-técnico, con física, química, mates y biología. Mi profesor de castellano se echó las manos a la cabeza porque siempre me consideró una chica de letras, pero yo decidí enfrentarme a los números con tal de llegar a un fin superior, alcanzar una plaza en medicina. Como mi capacidad mental para la física era nula me pasaba la vida haciendo problemas de física, dándole a los factores de conversión en química, y con la trigonometría, derivadas e integrales en matemáticas. Además cursaba las asignaturas de letras, que para mí eran la hora del patio, no cogí jamás un libro, ni el de historia, sacaba excelentes sin si quiera saber qué iba a entrar en el examen.

No obstante di por primera vez filosofía, al instituto llegó un profesor nuevo, no sé si progre o carca, era una cosa rara, nos pasábamos la vida debatiendo en vez de dar la teoría de la materia, el primer día soltó la magnífica frase de “el virus es un ser vivo” en un bachiller dedicado a la biología. Casi nos lo comemos, todos le contradijimos y al final, medio desquiciado nos hizo ir a por una enciclopedia que obviamente, nos dio la razón. Creo que desde ese día le cogió manía a mi clase, pero no contó con que nosotros le cogimos manía también a él.

Nos hizo comprarnos un libro y leer cada semana un capítulo, eran todo opiniones muy particulares de un tipito, un comecocos vamos, en cuanto empecé a leerlo supe que ese libro y yo no tendríamos futuro juntos, así que no leí el primer capítulo. En cuanto llegaba a clase nos dictaba tres preguntas a modo de examen y una vez acabábamos el examen un grupo exponía oralmente el capítulo y si teníamos dudas nos la resolvía. A mí me parecía un sistema estúpido, ya que se nos examinaba de algo antes de que fuera explicado. Cuando nos dio las notas del primer capítulo, ése que yo me había negado a leer, yo tenía un excelente, mis compañeras, que habían expuesto el tema, habían suspendido y como ellas la mitad de la clase. Le sugerimos que explicara el tema antes de examinarnos, pero él dijo que esas preguntas lo único que conseguían eran saber si habíamos leído el texto o no, a mí se me inflaron las narices y le dije que yo no lo había leído y tenía un excelente, y mis compañeras que lo habían expuesto habían suspendido así que mejor si revisaba su sistema porque obviamente no funcionaba. Soy una bocazas, y si mi clase estaba en su punto de mira, yo más.

Al día siguiente se le ocurrió decir como verdad absoluta que los niños bautizados estaban mejor educados que los niños no bautizados, quiero recalcar que mi instituto era público, que la asignatura de religión entonces no era más que un crédito de libre elección que nadie escogía.

Yo no estoy bautizada y eso me dolió mil, porque me consideraba mucho mejor educada que la mayoría de mis compañeros sí bautizados. Otro chico y yo nos tiramos a su cuello, lo despedazamos.

En el primer parcial del curso, pre conflictos, mi nota resultó un 8/10, en el segundo parcial post conflictos, mi nota resultó ser un 3/10, además decidió que no harían media, que si uno estaba suspendido la nota final quedaba suspendida. Cuando nos dio el examen se me cayó el mundo, no lo entendía, era imposible que hubiera suspendido una asignatura de letras, así que lo atribuí (correctamente) a una venganza, porque sólo habían dos casos así, el de mi compañero también bocazas y el mío.

Me enfadé muchísimo, y al borde de las lágrimas de impotencia me puse a chillar cual energúmena en medio de clase, le exigí que me diera el examen en ese mismo momento y que me acompañara al despacho del director, que casualmente también era profesor de filosofía, que quería que él me corrigiera el examen y a ver si yo estaba suspendida, y que como no lo estuviera iba a montarle la de Dios es Cristo. Él intentó tranquilizarme, me dijo que era un suspenso de nada, que tenía que aprender a suspender, yo le dije que aprendería a suspender cuando me lo mereciera, pero que estaba segura de que ése no era el caso, que yo necesitaba una buena media para poder entrar a medicina y que si a él le gustaba ser un prepotente para mostrar control me parecía muy bien, pero que ello no iba a fastidiar mi futuro.

Mi compañero, el otro suspendido, que llevaba en mi misma clase desde 1ro de ESO mantuvo la calma y decidió complementarme, se puso a reír y le dijo al profesor, muy tranquilamente: la verdad es que cualquiera puede creer que yo haya suspendido, hasta yo mismo me lo creo, pero ella (dijo señalándome a mi)… nadie va a creer que ella haya suspendido, los profesores de este instituto la adoran, lleva cuatro años siendo una empollona, buena suerte.

Fue todo un prepotente usándome, lo sé, pero ese comentario sólo sirvió para reforzar mi superego (que ya de por sí es grande y gordote) y agarré mi examen, toda digna, mientras sorbía mis mocos y salí de clase toda convencida hacia el despacho del director. El profesor en cuestión me agarró a mitad de pasillo y me dijo que volviera a clase, que quería hablar conmigo, yo le dije que hablara con el director, él me lo pidió por favor, me dijo que tal vez podíamos arreglarlo pacíficamente, le seguí de vuelta a la clase, nos ofreció hacernos una recuperación la semana siguiente si no montábamos un pollo, en vez de tener que esperar al Septiembre siguiente (recordemos que estábamos a principios de diciembre).

Cuando ahora lo recuerdo, pienso que no debí haber aceptado, pero claro, ahora lo veo desde otro lado, con más viejuz y eso, el caso es que entonces pensé que con el director me arriesgaba a que por compañerismo se taparan el culo (ahora, a “toro pasao”, creo que me hubiera dado la razón a mí), de modo que acepté.

A la semana siguiente me presenté a la recuperación, no estudié nada, me presenté con lo que recordaba de la vez anterior, saqué un 7/10, la mitad eran las mismas preguntas.

Desde entonces odio la filosofía, la odio con todas mis fuerzas.

Si tenéis curiosidad el tipo se pasó un trimestre más haciéndome las preguntas más rebuscadas que encontraba, yo las esperaba y se las contestaba, se convirtió en un pique personal, mi momento cúspide fue con la definición de realizarse, creo que desde ese día dejó de molestarme (God bless Les Luthiers), el resto de mis notas en filosofía no bajaron del 9.5.

Por cosas del destino (y porque la física se me daba realmente mal, ahí sí que suspendía con toda la razón del mundo) acabé sin poder entrar en medicina. Ahora estoy en mi último curso de derecho (sí, estudié derecho y cuando mi profesor de castellano se enteró gritó en medio de un pasillo LA HIJA PRÓDIGA HA VUELTO) y me toca estudiar filosofía del derecho.

Odio esta asignatura, y aquí me hallo, mordiéndome la lengua, de hecho, sin prestar ninguna atención, escribiendo un post mientras otro profesor nos vuelve a hacer leer otro libro mucho más horrible que el de aquellos años y recordándome el día que aprendí que de nada sirve tener razón cuando alguien con más poder que tú pretende machacarte.

5 comentarios:

anisdelmono dijo...

¡Es mi chica!
No desesperemos, cuando estudiaba Bachiller tuve que aprobar filosofía en la recuperación de septiembre, y tropecientos años después mi programa de tele favorito es una pequeña tertulia de media hora con dos catedráticos de filosofía, afables en la forma y cañeros en el fondo. Para no parecer pedante, purgo mis pecados con pelis de Jackie Chan y de zombies y virus apocalípticos surtidos. Como decían Rubén Blades y Peter Razor "La vida te da sorpresas..."
Véase, a título de curiosité: http://www.libertaddigital.tv//ldtv.php/beta/videoplayer.html/kKLINbeJnmw

Facu dijo...

YOU RULEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

Vos podrías gobernar el mundo si quisieras. Estúpidos profesores tuyos. ESTÚPIDOS u.ú

Por cierto, te odio, es decir, te quiero, pero te odio. Yo estudio para letras y aún así no saco tus notas ¬¬ Te odio.


(Anisdelmono rules too)

Paps dijo...

Yo la odio también. Hoy se me ha burlado porque tengo que hacer dos páginas de ensayo nuse

Aa dijo...

No te ofendas pero creo que eres un poco estúpida

Taqwa dijo...

Nada ofendida me hallo, pero agradecería una identificación distinta a Aa y al menos algo de motivación.

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